miércoles, febrero 03, 2016

Los amantes...

Los amantes en el fin del mundo
Autor: Raúl David Salomón García 

Me tenias recostado en tu pecho
Mientras el mundo se resquebrajaba 
No importaba nada fuera de aquel lecho
En tu cintura, la tranquilidad necesitada

Que mas daba la agonía de las ciudades
La caída de los inmensos poderosos
La generación espontánea de enemistades
Ni los afanes por vivir tan defectuosos

La luna se caía a pedazos
Mientras los amantes la extrañaban
Corazones remendados a retazos
Mujeres abandonadas que rezaban

En medio de ese caos tan decadente
Nuestras palabras eran de aliento 
Nuestras caricias bastante incandescentes
Palmo a palmo, tiento a tiento

Y La noche cabía en tus ojos
En tu mirada todos los astros
En mi pasión ni puertas ni cerrojos
De besarnos, nuestros labios hartos

El amor entre los dos es generoso
Y muy egoísta más allá de esa frontera
Lo creímos invencible, portentoso
Y sin valor todo aquello que quedaba fuera

Se nos acababa la vida y no nos dimos cuenta
El amor tiene esas dotes de anestesia
No hay forma de ganarse un corazón en venta
Y pagué con creces aquella indiferencia.

En realidad se quebraba nuestra historia
Y yo tan entimismado no pude advertirlo
Tan idiota, tan perdido confundí la euforia
Y ya nos fue imposible revivirlo

El mundo renació sin los amantes
Sin ti y sin mi en el inventario
Cada uno por su rumbo, caminantes
Dueños de un amor imaginario.

Recordando aquella noche
En que la noche cabía en tus ojos
Y en nuestra mirada todos los astros
Donde no había ni puertas ni cerrojos
Y de besarse, nuestros labios hartos.

jueves, julio 16, 2015

Una mano de poemas


Tan iguales y tan diferentes, como los dedos de una misma mano; una mano monstruosa porque hay millones de interpretaciones, de tiempos, de status diferentes de un amor que, a fin de cuentas, sigue siendo el mismo, así son las perspectivas del amor romántico.

Esta, es una mano de poemas para cinco diferentes estados del amor, para cinco instantes que la mayoría de nosotros ha transcurrido aunque como he dicho antes, cada uno tenga su propia interpretación.

Porque al final, cada uno de nosotros es un prisma que ha sido pulido por aquellas relaciones con las que hemos tenido contacto –ásperas o suaves- a lo largo de nuestra vida; entonces el amor que es pura luz, la más blanca que veremos nunca, nos traspasa y sin importar que tan opacos seamos se encarga de encontrar las transparencias, de obtener lo mejor de nosotros para proyectar figuras, colores únicos y por supuesto sombras sobre la gente a la que amamos.

Meñique...


Para perderse…

Para perderse en los cajones
como cartas viejas,
como regalos de amores ya extraños;
para perderse en los cajones,
como polvo que antaño fue estrellas,
para perderse pues,
como una bestia por las bellas,
como un ratón por los rincones.

En cambio,
también para encontrarse
para ubicarse en el medio de la nada
para derribar muros, paredes, barricadas
para encontrarse mucho antes de perderse

Si me miras,
con esa forma simple de mirarme,
pierdo el alma
y me encuentro a mi por duplicado.
Me encuentro en el futuro,
me pierdo en el pasado;
como si encontrarme
dependiera de perderme,
o de encontrar el área de este amor,
lado por lado

Me pierdo y me encuentro
si me miras
con esa forma tuya de mirarme.

Autor: Raúl David Salomón García

Anular...

 
A su abrigo…

Todas esas madrugadas a tu lado acurrucado,
en el lado obscuro de tu corazón, mi salvación.
en tu cuerpo navegando, explorando
las mil formas de evitar la negación, negociación;
al amparo y abrigo de tu ombligo, aliado y enemigo.

Tu sonrisa, tu pelo en la prisa,
el desayuno certero, lleno de 'te quieros',
la balada en la radio que suena, la cena,
el taxi para dos y un solo viaje, sin apenas equipaje
y un montón de destinos que cumplir, tanto por sentir.

Los domingos de televisión, de sillón,
la comodidad de tu pelo despeinado, tu café descafeinado;
tu manía de andar descalza, tu presencia por la casa,
las navidades en tus besos, los sepelios y sus rezos,
el sentimiento a flor de piel, amargo y miel.

Al amparo y abrigo de tu ombligo,
aliado, enemigo, mercenario, alimento milenario
que me sigue a todas partes, de Venus a Marte;
para recordarme que eres mía y que te pertenecía
para darme asilo y mantenerme en vilo.

El aire que respiro, lo primero que yo miro,
mi refugio, maravilloso el artilugio,
el pensamiento compartido, el amar correspondido,
el estar tu para mi, paciente, vehemente.
El estar yo para ti, ardiente, complaciente.

La cama y sus secretos, el querernos sin decretos,
sin papeles, sin notario, nuestro sistema planetario.
El olvidarnos del resto del mundo, en un beso rotundo.
La mirada consternada, la pasión acalorada,
Y la perdición del alma mía, como el primer día.

Eso somos, esos seres, eso soy y eso eres.
El futuro que viene, decisión que nos conviene,
Eso de amarnos sin motivos aparentes, así, de valientes;
ver pasar las horas a tu lado, tu costado en mi costado
y acariciar tu boca azucarada, después, después nada.

Autor: Raúl David Salomón García

Medio...


La caducidad del destino

No me esperes a cenar
porque hoy no llego,
llegó la hora de aplicar
todo lo que sé del desapego

Se acabó lo de adorarte,
aquello de cumplirte los antojos,
de aquello que solía yo profesarte
ya solo nos quedan los despojos.

Tus holas son adioses disfrazados,
tu llegada tiene un gusto a día después;
no me mires con los ojos azorados,
tenía que pasar, que pase pues.

No miremos hacia atrás, no tiene caso,
este poema es un posmortem y un réquiem;
algunos contratos se terminan de un plumazo,
Démosle a cada cual su cada quien.

Estarás bien, mejor sin mi.
Digámonos adiós sin miramientos.
Estaré bien, mejor sin ti.
El amor llega imprevisto y se va sin aspavientos.

Pero no hay razón pa lamentarse,
en amor cualquiera tiene un desatino;
y es que no existe forma de enterarse,
que fecha de caducidad tiene el destino.

Estaré bien, mejor sin ti.
digámonos adiós sin me arrepiento.
Estarás bien, mejor sin mi.
Ajustemos las velas, cambió el viento.

Autor: Raúl David Salomón García

Índice...


Si te vas…

Si te vas,
llévate contigo la tristeza,
las ganas de buscarte,
cómprale un boleto a la esperanza.

Si te vas,
déjame la nada,
no me dejes el vacío de los espejos,
no me dejes las fotos mutiladas.

Si te vas,
de una vez vete completa,
llévate las listas del súper,
risas, noches de luna en la maleta.

Si te vas
llévate también las desveladas,
empaca las horas sin ti,
la desilución desesperada.

Contrata un camión para los sueños
y un baldío para el futuro.
Declárame mesteño, sin dueño,
sin nombre, sin tierra, sin apuro.

Si te vas
echa el cerrojo por fuera,
tapia la casa,
llévate tu presencia residual;
nunca me han gustado los fantasmas
y me convertiría en uno
si te vas

Autor: Raúl David Salomón García

Pulgar...


Todo o nada

Eres la mayor de mis apuestas
y el albur más arriesgado,
jugar es el menor de mis pecados
pero esta es la más grande de mis gestas

Esta vez me juego hasta el alma,
esta mesa de pocker no admite retirada;
pagaría por verte enamorada
si vendieran eso que se llama calma.

Nada es para después es todo o nada,
tampoco hay revancha en la partida;
estoy harto de la bohemia avinagrada,
con gusto dejo por ti, la mala vida

Espero que el dealer allá arriba
me haya dado la mejor de las jugadas
y que la mano haya sido repartida
como para sobrevivir al as de espadas

El trébol se lo dejo al perezoso
a aquellos que buscan y no encuentran,
el diamante es para aquellos que se centran
en lo material, al codicioso.

Supe a que carta apostar nomás con verte
e incluso hice caso omiso a las razones,
porque sé que esto es cuestión de vida o muerte
y que esto va más allá de las pasiones,
contra el pronósticos o la misma suerte,
decidí apostarle al dos de corazones.

Autor: Raúl David Salomón García

martes, mayo 19, 2015

Simbiosis...

Hay noches en el trópico, en las que el calor y los mosquitos no te dejan dormir; los recuerdos parecen adorar este tipo de noches en la que el canto de los grillos, las ranas y las cuijas no logran callarlos y lo mantienen a uno aún más despierto hasta la madrugada...que rápida se nos hace la vida mientras los minutos transcurren como horas; la eternidad misma nos cabe en una noche de desvelo como si ya no fuéramos a tener un minuto más después del insomnio. Entonces, entre mis cosas, asoma la nostalgia que sale de cualquier libro, de cualquier objeto, de cualquier momento de esa eternidad diseccionada y apareces tú, ¿Por qué no?, casi como si fuera un accidente si no fuera por la reincidencia obstinada; al inicio como algo pequeño, una palabra, un gesto tuyo, una experiencia compartida y eso basta para entrar a un universo paralelo, para lelos habría que apuntarlo en afán de hacer justicia. Entonces, cuando he recreado otras realidades que están lejos de ser, tu recuerdo se apodera de mi piel cubriéndola toda y haciéndola acuosa, espesa, como una placenta enraizada; es un parásito con el que hago simbiosis, está ahí alimentándose de mi mientras me ayuda a soportar las noches de insomnio, ya muchas más de quinientas. Cuando la noche se está pintando de azul y la vida regresa a las calles -como si se fuera alguna vez- yo apenas estoy logrando reponerme, lucho con todas mis fuerzas que son pocas para lograr reducir ese bicho maligno a su mínima expresión. Remisión, cuando amanece, ya no es apenas visible, está ahí oculto entre el vitiligo y mi color moreno, es apenas una suave marca en el exterior sobre mi pecho que no pueden ver quienes me ven vestido. Me acompaña a todas partes, es pequeño, inofensivo cuando no lo alimento pero crónico, a veces me duele un poco pero basta con observar a mi alrededor para darme cuenta de que no tiene oportunidad, otras veces, en esas noches de insomnio, parece comerme vivo a pedazos; otras veces me pica, empieza con un escozor como callado hasta que mis uñas mismas me arrancan girones de piel ensangrentados...alguna vez, una mujer que me quiso mucho más de lo que yo quise, notó esa manchita, entre todas, en mi pecho cerrado como ostra, empezó a frotarla mientras yo dormía, acariciando a ese "monstruo lunar" que parece inofensivo, quizá más aún mientras duermo, al ver que mientras más rascaba más se oscurecía, quiso desaparecerlo por completo. Apenas desperté a tiempo para explicarle, que ese es tu recuerdo, que eso que parece un lunar en el exterior, uno pequeño, al intentar arrancarlo, se trae mi corazón consigo.

jueves, abril 09, 2015

Nuestra terrible fragilidad...



Espero en la sala de urgencias de un hospital público; cuanto dolor, cuanto sufrimiento junto. A mi lado, pasan corriendo con una señora a la que llevan en brazos, el guardia de seguridad debe ayudar a cargarla, hasta yo empujo la puerta para que puedan llevarla ante el médico antes de consecuencias fatales; hay gente llorando, niños desesperados, con calor, con hambre y sed; hombres y mujeres cansados físicamente pero aún más cansados del alma, del espíritu, podría decirse que hasta de la fe, cansados de verse unos a otros sin encontrar respuestas, sin encontrar la solución que desesperados buscan entre el piso que alguna vez fue blanco y el plafón manchado de humedad insana...¿Qué pasa por la mente de todos ellos? Es difícil precisarlo, algunos hablan sobre la violencia, sobre la impunidad, otros sobre el clima cambiante, algunos sobre los riesgos del trabajo, muchos sobre la posibilidad de encontrar el peligro hasta en el propio hogar; así todos hablan indirectamente sobre la razón por la cual están en esta reunión macabra, en esta especie de purgatorio dantesco donde igual se ven quemados que heridos de bala, igual enfermos de la presión arterial que de la diabetes, igual gente que sufre en silencio que otros a gritos de dolor, hijos, padres, madres y otros parentescos que sufren al ver sufrir al ser amado mientras viajan entre el piso manchado y el plafón carcomido; en ese momento, la mayoría de las personas que esperan se hace solidaria, ahí, en esa antesala del infierno, muchos comparten el café, las palabras de aliento, el asiento, el espacio tan duramente conseguido, las anécdotas. Ya en la madrugada, los mas osados, los mas abiertos, también comparten el motivo de su visita a la sala de urgencias, el motivo oculto más bien porque los motivos últimos saltan a la vista, la mala salud tiene además el terrible hábito de ser indiscreta, se muestra plena en forma de sangre, pus, palidez, olores nauseabundos y ayes de dolor; "se cayó por unas escaleras", "se le subió el azúcar", "se puso mal de repente", "se desmayó de la impresión", "las diálisis ya no le funcionan", "le disparó un asaltante en su taxi", "chocó con sus amigos mientras venían de la playa" se cuentan unos a otros mientras se comparten remedios caseros que los médicos desprecian y adicionalmente se comparten otros datos casi inútiles que encuentran su única utilidad en llenar el silencio, en habitar lo deshabitado, en hacer un poco menos árido el páramo que es esta sala de esperas de urgencias porque poco o nada puede importarle al otro que también sufre que " mi yerno tenía un trabajo nuevo", que "apenas hace poco que dió a luz", que "acaba de terminar su licenciatura" que "comieron unas papas fritas" y otros datos similares que serán olvidados tan pronto como hayan sido dichos. 

Llegan algunos, gritando, alarmando a la familia, adornando el sufrimiento producido por heridas leves pero vistosas que los médicos y enfermeras atienden mas o menos rápido para deshacerse de ellos, 'son molestos, coyones y exigentes' supongo que piensan algunos profesionales de la salud y los mandan a casa con un vendaje o un yeso mientras sus familias sonríen y hablan de 'la buena suerte o de la buena voluntad de Dios entre lo malo' o de 'que pudo ser peor'; de repente, para algunos menos afortunado la urgencia ya no lo es, porque la muerte puede ser fea y triste pero una vez alcanzada ya no tiene nada de urgente, pero se vuelve importante, más importante que el padecimiento que la produjo y entonces se oyen los lamentos, el llanto que sobrecoge, que enchina la piel, que crispa los nervios no solo por la natural -así es en la mayoría de las personas con sentido común y solidarios- empatía con el que sufre sino también por la latente posibilidad de estar en una situación semejante. El silencio se hace espeso, el aire denso, difícil de respirar; la sala de espera se convierte en velatorio, en una funeraria más triste que las otras porque ahí, unos voltean a ver a los otros pensando en la posibilidad de pasar por el mismo camino en las próximas horas y todos callan, viendo al piso y al plafón manchados mientras se hacen mil preguntas sin respuestas mientras se oye al fondo la voz de una enfermera que intenta consolar a los dolientes. 

En la sala de esperas de urgencias, el tiempo transcurre con un ritmo diferente, los minutos se hacen permisivos y se toman más, mucho más que los sesenta segundos necesarios hasta el grado de convertirse en horas; el observador desde fuera, ajeno al dolor, al sufrimiento, puede ver que la sala de espera es todo movimiento: médicos sin dormir que llegan a informar y se van a toda prisa, enfermeras que corren de un lado a otro, voces altas pidiendo auxilio, gente hablando entre si sobre todo y mucho más; pero el observador desde dentro, ve a su alrededor en cámara lenta, a todos como maniquíes absurdos que adornan este escenario caótico donde no importa nada mas que las noticias propias, buenas o malas, y 'ojalá sean buenas' pensamos todos mientras dormitamos encorvados donde podemos.

No he estado en todas las salas de espera pero algo es seguro, aquí no sirve el orgullo ni el ego, ahí nadie compite por ver quien tiene más, paradójicamente aquí todos compiten por ver quien tiene menos y te haces un poco más humilde al saber que incluso tu dolor puede ser jerarquizado, priorizado mediante un cartel que va de azul a rojo según el nivel de la urgencia. "Pero si en la mañana estaba bien", "la medicina ya estaba funcionando", "pero si yo le acababa de dar de cenar", se escucha decir en los pasillos junto a otras cuestiones y reflexiones igual de interesantes, "debí ponerle más atención", "ni valía la pena que se arriesgara de esa forma", "es por años y años de malpasos" y un etcétera interminable de expresiones similares. No he estado en todas las salas de espera y tampoco he pasado por lo que muchos allí, pero algo es seguro, ahí todos hablamos sobre lo fácil que es el trámite de pasar de vivos a muertos, de sanos y felices a enfermos y desesperados; ahí la mayoría hacemos votos y promesas -religiosas o no- por 'si todo sale bien', por 'si salimos de esta', y reconocemos la fragilidad, esa, nuestra terrible fragilidad.

martes, abril 07, 2015

Venga...a desperezarse

Ya...ya...no te he abandonado, quizá un poco sí, ya sabes como es la novedad (ya no tan nueva, donde estoy aquí otra vez); las redes sociales y eso, que aportan muy poco la verdad a no ser que se tenga agregadas a las personas correctas y ya te digo, entre el facebook y el twitter me han tenido un poco distraído, incluso más eso, distraído que entretenido porque ahi vemos los contenidos una y otra vez como si al terminar el día nos reiniciaramos, nos lobotomizaramos y no recordaramos nada para al siguiente día volver a ver el mismo contenido con igual sorpresa...maldita pérdida de memoria a corto y largo plazo; pronto, el facebook será el paraíso de quienes sufren de alzheimer, si no es que ya lo padecemos todos. Pero aquí estoy de nuevo, intentando retomarte, escribiendo a prisa la prosa para no espantarla y que no vaya a salir corriendo, ejercitando los músculos de la sintáxis, de la coherencia, de la -vana- intención de perpetuar las ideas. Pero además, aunque no haya escrito aquí, no significa que no haya escrito en absoluto, en realidad, preparo unas poesías que han salido así de la nada, como si no las hubiera alimentado el dolor o el desamparo, la felicidad o el miedo, la esperanza o la desolación. Como han pasado los tiempos, recuerdo algunos de mis posts pasados, no he borrado ninguno, existen, en una bitácora vieja, ahí están también mis recuerdos, mis ideas, mis ideales y no me desdigo de nada aunque hayan cambiado con el tiempo y se hayan vuelto más radicales, más incómodos pero también más justos, porque sabes? he descubierto que pocas cosas incomodan tanto como la justicia, la de verdad, la que no se puede pagar, esa si incomoda a muchos, a los que siempre han -hemos- estado protegidos bajo su sombra (pero ya hablaremos tu y yo más adelante sobre el tema); una de estas tardes, voy a traerte una de esas escrituras pasadas para que me recuerdes, para que me compares, porque parafraseando a Nosequiénnimeimportaenestemomento soy el mismo de siempre, pero también soy otro a cada segundo que transcurre...¿A quién no le saca una sonrisa el encontrarse con el que fue? ¿A quién no le aterroriza el poder encontrarse con el que será? si es que seremos, quiero decir, porque esto de la vida es un álbur a todas luces.

miércoles, junio 18, 2014

Hasta nunca jamás (voz)...

domingo, junio 15, 2014

Hasta nunca jamás...



A mi amiga Laura Saut
                    Neverland


Una noche de repente
Vi tu sombra en la pared
en ningún lugar cambia la gente;
Sigo siendo Tinkerbell

Verte regresar a los años
Fue delirio, fue sorpresa
Quien carajo piensa en los daños
Cuando termina una ausencia

Se detuvieron las horas
Al menos, eso intente
Como Garfio, temo al tiempo
 y escondiendo relojes, me vengue

Para volar polvo de hadas
Tantas veces te entregue
Con los ojos abiertos, azorada
En forma de risas, de palabras 
                                     y de fe

Luche para no pensar
Sin pensar en la razón 
Pensamientos para volar
Consumiendo en la pasión

Pero tu mundo es fantasía
No existe en la realidad
Sólo queda la ambrosía
Diluyendose de a pocos
                    Dejando lo dulce en el paladar

Vuelve tu a tu infancia permanente
A ese mundo raro en neverland
Vuelve a tu Wendy, a tu hastío del presente
Yo me voy 
              Nunca Jamás

Autor: Raúl David Salomón García
Derechos reservados